¿Por qué me duele la espalda?
Antes de fijarnos en la espalda, deberíamos ver qué es, y para qué sirve el dolor.
El dolor es una experiencia sensorial y emocional (subjetiva), generalmente desagradable, que pueden experimentar todos aquellos seres vivos que disponen de un sistema nervioso central. Es una experiencia asociada a una lesión tisular o expresada como si ésta existiera. La ciencia que estudia el dolor se llama algología.[i]
Según esta definición, sentimos dolor cuando hay una lesión en los tejidos, o cuando creemos que la hay.
Todos tenemos claro que la intensidad del dolor, es muy variable, es decir, no es lo mismo que duela un pie por una arena en un zapato, que un golpe en un dedo, o una torcedura de tobillo.
Como además es subjetivo, es decir, a cada uno le duele de una forma diferente, la Escala deDolor sólo se puede medir por la reacción subjetiva que provoca en el sujeto.
Para definir el dolor, y su tratamiento, debemos estudiar sus características:
Según las características del dolor se puede conocer su origen o etiología, y por lo tanto su diagnóstico, su tratamiento. Estas características son:
- Localización: Es la parte del cuerpo donde se localiza el dolor. Ejemplos: dolor de cabeza (cefalea), dolor toráxico, dolor abdominal, etc.
- Tipo: Según las sensaciones que tiene el paciente. Ejemplos: punzante, opresivo, lacerante, cólico, etc.
- Duración: El tiempo desde su aparición.
- Frecuencia: Es el número de veces que ha ocurrido el dolor de similares características.
- Intensidad: Generalmente cuando es el primer dolor suele ser intenso o fuerte, pero cuando se ha repetido varias veces en el tiempo, se puede cuantificar.
- Irradiación: Es el trayecto que recorre el dolor desde su localización original hasta otro lugar.
- Síntomas acompañantes: Como náuseas, vómitos, diarrea, fiebre, temblor, etc.
- Signos acompañantes: Sudoración, palidez, escalofríos, trastornos neurológicos, etc.
- Factores agravantes: Son las circunstancias que aumentan el dolor, por ejemplo tras la ingesta, determinados movimientos, etc.
- Factores atenuantes: Son las circunstancias que disminuyen el dolor, por ejemplo el descanso, posiciones corporales.
- Medicamentos: Que calman o que provocan el dolor.
Causas del dolor de espalda
En el tronco del cuerpo se alojan todos los órganos que permiten nuestra vida, así como la estructura músculo-esquelética que conforman la columna vertebral y las costillas junto a los músculos que las rodean.
Todos estos elementos, pueden ser origen del dolor de espalda. Sin embargo, para entendernos, agruparemos todas estas causas en:
- Inflamación. Una inflamación puede generar un dolor de espalda, según su localización, y duración.
- Desgaste (osteoporosis, especialmente en la columna vertebral).
- Falta de tono: La falta de tono muscular en una parte del tronco, puede ser fuente de dolores de espalda, especialmente a lo largo de la columna.
- Falta de elasticidad: La poca elasticidad de la musculatura del tronco, puede provocar la aparición de procesos inflamatorios.
- Posturas: El mantenimiento de determinadas posturas de forma reiterada en el tiempo, provoca dolor de espalda, al combinar falta de tono y falta de elasticidad. Caso especial de postura mantenida en el tiempo, sería el embarazo para la mujer.
- Tensión psicoemocional: Los problemas de carácter psicológico pueden generar tensiones dentro del aparato locomotor del tronco, que deriven a dolores de espalda.
¿Qué puedo hacer?
Ésta es la gran pregunta que cualquier persona que padece un proceso doloroso se hace. ¿Qué puedo hacer para que no me duela? La respuesta recibida depende de a quién se pregunte, de la intensidad del dolor, y el tiempo que se lleva sufriendo.
En medicina, la recomendación general es antiinflamatorios, calmantes, y reposo. Es una respuesta muy conservadora, especialmente indicada cuando el dolor está en los puntos más altos de la escala. Cuando el dolor está en el medio de la escala, suelen recomendar ejercicio, especialmente la natación, o el Pilates, combinados o no con medicación. Los puntos más bajos de la escala, suelen quedar para el ejercicio sin más.
Centrándonos en la espalda, dada la variedad de fuentes del dolor, sí puede haber otras soluciones a través del ejercicio físico.
- De origen psicoemocional. El ejercicio físico basado en actividades cuerpo-mente, como el Tai-Chi, Espalda Sana, o Pilates, combate directamente la fuente del dolor, nuestra cabeza, al ofrecerle al cerebro algo nuevo en lo que centrarse, al tiempo que los movimientos reactivan el cuerpo.
- Originado por una lesión grave. Una vez reparadas las estructuras del cuerpo, está muy comprobado que un ejercicio físico suave o moderado acelera el proceso de curación a través de dos vías fundamentales:
- Aumenta el riego sanguíneo en la zona, favoreciendo la eliminación de impurezas, es decir, reduciendo la inflamación.
- Aportando mayor cantidad de nutrientes que favorecen la reconstrucción celular.
- Originado por una lesión leve. Las estructuras no sufren daños. El dolor es el sistema de defensa del cuerpo para asegurar que se da reposo a la zona. Por tanto, con el ejercicio suave o moderado:
- Aumenta el riego sanguíneo en la zona, favoreciendo la eliminación de impurezas, es decir, reduciendo la inflamación.
- Aportando mayor cantidad de nutrientes que favorecen la reconstrucción celular.
- Estas lesiones son las típicas contracturas o tirones. Con ejercicios suaves y moderados, se devuelven los músculos a su estado inicial.
- Con origen en un nervio dañado o atrapado. Es el caso de la ciática, y algunos problemas relacionados con los discos vertebrales. El nervio está atrapado u oprimido. El ejercicio suave, permite liberar el nervio de su “prisión”, y el ejercicio moderado, prepara la musculatura a su alrededor para no volver a atraparlo. Si el nervio está dañado, el ejercicio físico suave o moderado, puede ayudar a mejorar la fuerza de la zona afectada[ii].
- De origen desconocido. Suele estar relacionado con malas posturas, sin mostrar lesión esquelética (escoliosis, cifosis…). El ejercicio moderado, lo propio. Dentro de este apartado, se pueden englobar también fibromialgia y síndrome de fatiga crónica, para las que el ejercicio suave o moderado están indicadas[iii].
Conclusión
Este artículo no pretende ser una exposición exhaustiva de las causas del dolor y su tratamiento, más bien se trata de poner sobre la mesa las posibilidades que el ejercicio suave o moderado puede aportar a la hora de su manejo.
Como se ha dicho antes, la percepción del dolor es subjetiva, y es la persona la que debe valorar su situación personal, y las posibilidades que el ejercicio físico puede ofrecerle. Y esto, siempre tras consultar con un profesional del sector que la asesore debidamente.
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